Con la segunda meditación nos toca investigar la idea de lo bueno. Y por tanto, y por exclusión, la idea de lo menos bueno, o malo. O por lo menos, algunos aspectos de ella.
Siguiendo el hilo argumental, estábamos considerando al homo-sapiens como animal decisor. La vida cotidiana coloca al HS frente a diversas opciones decisorias. Y suponemos, o definimos, que el HS va a decidirse por aquella opción que considere mas «buena».
Pero también estamos considerando que el HS no sea perfectamente consciente en su trajín cotidiano, ni sus decisiones totalmente libres. Y se expresa con frecuencia con el consabido «lo que no quiero decidir es lo que decido».
Así, de nuevo, vamos a recogernos en la intimidad, en estado de relajación consciente, prestando atención a los movimientos de nuestra mente y decidiendo cual pueda ser su funcionamiento optimo.
¿Quién, o qué, soy yo?
¿Qué es esa cosa que denominamos «Yo»?
¿Soy lo que aspiro a ser?
¿Alguno de mis movimientos mentales me gusta más o menos que otros ?
¿Qué es «la existencia» ?
«¿Es la existencia lo que debe ser?
«¿Alguno de los eventos que reconozco como existentes está fuera de lugar?
No se trata, por supuesto, de Obtener una respuesta lingüística como de «ver» directamente, con el «ojo de la existencia» lo que tenemos delante de nuestras narices
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