Hermann Hesse I

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Continuando con este preámbulo bloggero dedicado a gurús de mi querida adolescencia me toca, como no, meter a Hermann Hesse.

No estoy muy seguro como contacté con su literatura, creo recordar que fue mi hermano que trajo a casa un ladrillo de libro con tres de sus «obras selectas», Demian, Siddhartha y el Lobo Estepario. Comenzaría a leerlo con 13 o 14 años y los he venido releyendo cada cierto tiempo. La última vez, ahora mismo, aunque con el sibilino propósito de preparar estos posts 😉

Si con Paul Dukes decidí transcribir, sin más, algunos textos relevantes, con HH me apetece explayarme un poco más.

El reencuentro con la literatura de HH siempre me ha aportado nuevos elementos, ciertos detalles que habrían pasado desapercibidos en la lectura anterior. Estos últimos días, mientras repasaba su literatura, he comprobado que Demian y Siddhartha, no me han aportado apenas ningún elemento nuevo. El steppenwolf, el lobo estepario, por el contrario, me está resultando desconocido.
Pero lo que realmente ha sido más novedoso para mí ha sido adentrarme en la propia biografía del autor. Y sobre la cual se basan sus obras, un aspecto que no había tenido en cuenta hasta ahora…

La verdad es que nunca me había preocupado mucho por la biografía de HH (ni de otros autores en general). Fue siguiéndole la pista al nazi esotérico chileno Miguel Serrano que me tropecé con, y comencé a interesarme por, la biografía de Herman Hesse.

Miguel Serrano

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Nunca he tenido demasiada simpatía por los nazis, así que, me temo, no puedo ser muy imparcial con esto. Pero, en fin, se hará lo que buenamente se pueda.
Ya sé que los pobres nazis no fueron quienes arrojaron la bomba atómica contra la población civil de Japón, y tampoco hicieron nada que no continuaran después judíos y «aliados», y que al lado de los conquistadores españoles los affaires nazis fueron poco más que un juego de niños.

Pero lo que sí que hicieron, entre otras, fue enviarnos a su legión Cóndor y promover el golpe de estado de Franco a quien pusieron en el poder y por el cual se perpetuaron en Europa hasta, prácticamente, el día de hoy, en que todavía continúa ondeando su rojigualda…

Miguel Serrano es un gurú del denominado «nazismo esotérico» que combina motivos esotéricos con la admiración del nazismo hitleriano.
Los resúmenes siempre pueden resultar un tanto parciales, pero, en fin, digamos que, según la cosmogonía serrana, en la Tierra habitan dos razas (y sus descendientes) de origen extraterrestre, antagónicas entre sí y disputándose el poder del mundo. Una de ellas relacionada con el pueblo judío, raza perversa y maligna, actualmente ostentaría el control del mundo, a través de la masonería, el Bildelberg, los Rothschilds etc.
La otra raza extraterrestre se relaciona con los Arios, los «Buenos» de la peli, de rasgos nórdicos, rubios y ojos azules.

Actualmente, como decía, son los diablos judíos quienes controlan el mundo, pero no será por mucho tiempo, ya que está próximo el advenimiento del IV Reich. Hitler retornará por entre las nubes del cielo, escoltado por una invencible flotilla de platillos volantes y abriendo una nueva era para la humanidad.

A todo esto, Hitler no se suicidó, ni murió. Escapó y se refugió en una base nazi secreta en la Antártida, que no pudo ser encontrada ni sometida por los aliados. A través de esta base se accede al interior del planeta (que en realidad es hueco) y desde aquí, y desde otras bases que poseen los nazis en la cara oculta de la luna, y con la ayuda de sus hermanos extraterrestres rubios se está preparando el citado advenimiento del IV Reich.

El profano en temática esotérico-ufológica probablemente se preguntará a ver de dónde se habrá escapado el tal Serrano.
Pero resulta que era un personaje respetado por los gobiernos chilenos, embajador en India y amigo, entre otros, de Carl G. Jung, Indira Gandhi, Nehru, el Dalai Lama…. y Herman Hesse…

Por otra parte, todos los tópicos ufológico-esotéricos, tomados por separado, no son una invención de Serrano. La hipótesis de la tierra hueca, por ejemplo, es debatida en círculos ufo-esotéricos y existen supuestas pruebas y argumentaciones que, con mejor o peor éxito, lo avalan. Lo mismo puede decirse de la intervención extraterrestre, las diferentes razas extraterrestres, incluso la existencia de una raza de extraterrestres rubios y rasgos nórdicos. La aportación de Serrano se refiere al peculiar modo de hilvanar toda esta temática.

De modo que no es ningún colgadillo el hombre, se le ve bien arropado y su cosmogonía ufo-esotérica esta inteligentemente diseñada para tender puentes entre el nazismo y círculos ufológicos, esotéricos, conspiranófilos y, por supuesto, antijudíos.

Hesse y Serrano

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Cuando leí que Serrano alardeaba de contar a Herman Hesse entre sus buenos amigos me llamó la atención. De entrada no me cuadraba, aunque todas estas cosmogonías ideológicas dan tantas idas y vueltas que uno ya no termina de extrañarse de nada.

¿Hesse un Nazi?

Bueno, la verdad es que los premios Nobel no se los dan a cualquiera, siempre hay un sibilino interés político de por medio. Aunque en el caso de Hesse todo parecía apuntar a que se debía precisamente a la necesidad de promover a aquellos alemanes que, aunque políticamente incorrectos, fueron contrarios a la guerra y al régimen dominante.

Por las pistas que dejaba Serrano, y cuando leí en algún artículo que Hesse había dejado prácticamente de escribir desde que le dieron el Nobel, intuí que Hesse no anduvo muy centrado los últimos años de su vida. Los últimos 15, para ser mas precisos, y que habría sufrido algún tipo de demencia o esquizofrenia, situación que habría sido aprovechada por el amigo Serrano para introducirse en su mundo y hacerse unas fotos con él.
La motivación era evidente: Serrano trataba de reconstruir un panteón de ilustres personalidades influyentes, o carismáticas, para la causa neonazi y Hesse le venía como anillo al dedo. Primero porque era alemán y luego porque el temario esotérico-espiritual y oriental hessiano podría engarzarse de un modo relativamente fácil con la cosmogonía serrana. Por otra parte, Hermann Hesse era un escritor que llegaba a mucha gente, no como un novelista más sino con grandes dosis de identificación y sintonía espiritual o existencial. Conseguir introducir a Hesse, con mejores o peores artes, en su «círculo» de neohitlerianos era todo un triunfo, y por otra parte un medio ideal para llegar a las nuevas generaciones de posguerra que no parecían muy motivadas precisamente con la causa hitleriana.

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Bueno, como explicación provisional la dejé valer y dejé un poco aparcado el tema.

Ahora lo vuelvo a retomar al hilo de mis gurús de la adolescencia, como comentaba más arriba.
Tengo sobre la mesa unas cuantas de sus obras y algún artículo biográfico, a ver qué se puede hacer.

En el próximo post continuaré desarrollando sobre la vida y obra hessiana, que me temo no va a ser fácil resumirlo. Este primer post lo dejaremos como «introductorio»…

Acerca de Isar

Investigador de todo...
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5 respuestas a Hermann Hesse I

  1. Aquileana dijo:

    Genial post Isar… Realmente una lectura de inconmensurable valor… Te felicito y agradezco. Un abrazo para vos ⭐ Aquileana 😀

  2. Pingback: Hermann Hesse II | isaspi

  3. Hola Isar, qué gusto volver a leernos. Me encantó tu post, yo leí esos libros hace mucho, mucho tiempo y recuerdo que me gustaron e impactaron, me hicieron reflexionar.
    Gracias por compartir esto en tu post.
    Abrazos de luz

    • Isar dijo:

      Hola Silvia, sí, es un autor que llegó a mucha gente. A mí me influyó bastante y creo que me legó algunos pequeños deslices intelectuales, por eso me tomo la libertad de darle algún tirón de orejas de vez en cuando 🙂
      Salud!

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